sábado, 20 de agosto de 2016

20 de Agosto de 2016. Palawan. Sabang y El Nido

Ayer contraté una excursión a Sabang para desde allí ir directamente a El Nido.

En la van, que me recogió en mi guesthouse, iban 5 filipinos y 3 jóvenes de Arabia Saudi. Uno de ellos iba tumbado y con un pie en el cristal casi a la altura de mi cara. Pensé que èsto no empezaba muy bien y le pedí que lo retirara. Posteriormente se trataba de unos chicos majísimos con los que acabé comiendo en la misma mesa.

Camino de Sabang

El paisaje, desde el primer momento es impresionante, atraviesas una y otra colina no muy altas durante el trayecto de aproximadamente hora y media.

Situación de Sabang. Puerto Princesa a unos 60 km. al Sudeste y El Nido en la punta Norte de la Isla. La costa Sur está muy cerca de Borneo

Se trataba de visitar el río subterráneo Puerto Princesa que está en un parque nacional al que sólo se puede acceder a pie o en barco, aunque generalmente todo el mundo opta por el trayecto de unos 20 minutos en una típica embarcación filipina, la "Bangka".

Desde aqui cogemos el barco que nos lleva a la desembocadura del rio subterraneo

El día estaba siendo estupendo, con bastante sol de forma intermitente, pero con una ligera brisa que hizo que la temperatura fuera muy agradable en todo momento.

Zona de embarque

Subiendo al barco que nos llevará hasta la desembocadura del rio

Lo tienen bien montado para mantener intacto el parque. No te permiten llevar más que la cámara y agua. Ni siquiera otro tipo de bebidas porque las roban los monos macacos (dicen que les encanta el Red Bull). De esta forma, los macacos no tienen que perseguir al visitante como en otros sitios y así siguen siendo salvajes y deben buscar su propia comida, por lo que no ves muchos. Yo sólo vi uno y también un lagarto monitor, que aunque en mi caso tenía menos de un metro de largo, llegan a alcanzar los dos metros y 50 kilos de peso, siendo el animal más abundante en el parque.

Entrada al Parque Nacional

El único lagarto que pude ver

Tras andar 200 metros desde la playa donde desembarcamos, con el agua hasta las rodillas, alcanzamos la entrada a la gruta donde discurre el río subterráneo y donde embarcamos ahora en una embarcación más pequeña que nos llevará durante 1,5 kilómetros en su interior 

El rio transcurre bajo montañas que llegan a alcanzar los mil metros de altura

La parte subterránea del río mide 8 kilómetros, pero sólo es accesible él tramo en el que te acompaña el guía, en total obscuridad y con la única luz de la lámpara de su casco, que nos va iluminando las partes más interesantes, aunque resulta casi imposible realizar fotos dignas con un IPhone.

Entrada al rio subterraneo

Desembocadura al mar, a unos 200 metros de la salida de la cueva

La cueva tiene una dimensión colosal, si bien las estalactitas (enormes) pasan cerca de tu cabeza, hay salas donde la altura es la de un edificio de varias plantas. Está lleno de murciélagos, la mayoría durmiendo colgado, pero los que volaban emitían el típico grito que utilizan estos animales para moverse, aunque en los primeros metros también se acumulan cientos de golondrinas. Durante el trayecto, que realizas con un pequeño casco, no para de caer agua de las filtraciones y te recomiendan cerrar la boca cuando miras para arriba ya que es fácil que te caiga una ración de guano, el excremento de los murciélagos. También vi una serpiente acuática, que según nos dijo el guía, no muerde.

Interior de la gruta por la que discurre el río

Salida al exterior tras el paseo por la cueva

Las grutas están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y aunque son espectaculares, la zona que lo rodea, jungla junto al mar, es especialmente impresionante.

La playa donde desembarcamos y embarcamos de nuevo

Durante el trayecto de vuelta

Cruzamos bastantes ríos y riachuelos en nuestro camino hacia El Nido

Tras la vuelta al embarcadero comemos una típica comida filipina y empezamos el viaje de vuelta. En mi caso me dejaban en la intersección con la carretera de El Nido donde me esperaba otra van para recorrer las, no sé, si cuatro o cinco horas hasta llegar a mi destino.

El paisaje durante todo el camino es impresionante

Sin embargo, el camino, hasta la última hora que ya hicimos a oscuras, no se me hizo largo, porque la carretera discurre entre cocoteros, bosque tropical y algunos arrozales. Normalmente los cocoteros son plantaciones nuevas y están alineados, pero no deja de ser precioso. En otras ocasiones la carretera circula a pocos metros del mar.

En una de las paradas para descansar...

Por el camino también cruzamos el pueblo de Roxas, capital filipina del anacardo. Vi un montón de árboles que supongo son los que producen este fruto, ya que tenían cientos de vainas colgando y no los volví a ver en el resto del trayecto. Lo cierto es que la van iba a tal velocidad que me resulta complicado hacer fotos, por lo que las que publico aquí, menos la del río, las timé en alguna de la dos paradas que hicimos y es verdaderamente una pena no poder mostrar el paisaje tan exhuberante que nos acompañó durante todo el trayecto.

La tarde empieza a caer... El camino es largo pero no se hace pesado... no paras de mirar a un lado y al otro

Faltaba una hora para llegar y se hizo de noche

Llegamos poco después de las 7 de la tarde a El Nido. Es de nochey no hay mucha luz, las calles de la pequeña población están poco iluminadas. Tras registrarme en mi Guesthouse voy a dar una vuelta por las pocas y estrechas calles, llenas de agencias que ofrecen excursiones, alojamientos de bajo y medio rango y bares y restaurantes. En las playas cercanas hay muchos resorts escondidos en la jungla.

Calle peatonal en El Nido

El Nido, sólo es el punto de partida para visitar el archipiélago de Bucuit, que es el objetivo de todos cuantos vienen. Aún así, aunque es muy pequeño, tiene mucha gente y muy buen ambiente ya que es donde se concentra toda la actividad turística del Norte de la isla. En la que abundan los mochileros,

Restaurantes de pescado fresco en la playa

Tras un paseo, cenar algo y contratar un "Island hopping" para mañana por la mañana, me voy a mi habitación a esperar que mañana tengamos el mismo sol. aunque las previsiones no son precisamente esperanzadoras. 

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