sábado, 6 de agosto de 2016

6 de Agosto de 2016. Bohol. Chocolate hills y tarsiers

Hoy nos hemos ido de excursión por la isla para lo que hemos contratado un vehículo con conductor que nos ha llevado a todo lo importante de la isla, a excepción de sus playas, Bohol es más conocida por los amantes del buceo, que lo dejamos para mañana.
Lo primero que hemos visto es Man Made  Forest, que es llamado así porque fue plantado por instrucciones del Presidente Marcos hace 60 años. Hoy es un bosque tropical, lo que los sajones llaman un "raín forest" tan exhuberante que cuando lo cruzas parece que ha llegado la tarde.

Man made Forest, un legado del Presidente Marcos

Lo que era lo que me ha traído a la isla ha sido un poco decepcionante. Quería ver a los primates más pequeños que existen, endémicos de Bohol y que también puedes encontrar en Sulawesi (Indonesia). La decepción no ha sido por los animalitos en sí, sino por la dificultad de verlos ya que afortunadamente, aunque protegidos en un parque cerrado en el que lo hemos visitado, viven en semilibetad. Verlos en su hábitat natural es poco menos que imposible, ya que duermen de día y se alimentan de noche. Aunque los hemos tenido a menos de 2 metros, el hecho de que cuando hay luz se protegen debajo de las hojas, y su diminuto tamaño (caben en la palma de la mano), complican sobremanera su visión y sólo con una buena cámara con zoom, que no es nuestro caso que como todos los mortales usamos el IPhone, salen las fotos que salen.
Aun así hemos podido ver tres y por otra parte nos negamos a verlos enjaulados, si es que hay algún sitio donde los tengan, que no lo hemos preguntado.

Es tan complicado verlos, que los guardas del parque te avisan cuando avistan uno porque de otra forma creo que igual nos vamos sin verlos. Obviamente no permiten acercarte más a ellos, lo que es comprensible y necesario.
Estos increíbles animales tienen los ojos de mayor tamaño que el cerebro y no es que sean especialmente tontos sino que los ojos son enormes... lástima que no se aprecie en estas fotos, pero para el que tenga curiosidad tiene internet, sólo hay que buscar "tarsier".


Tarsier... no sé si lo hemos despertado...


Este ya estaba despierto...

Estos animalitos aparecieron en la tierra hace millones de años, antes que los monos!! y apenas pesan 150 gramos!!!

Tras esta decepcionante visita nos hemos dirigido a las Chocolate Hills o Colinas de Chocolate. Se trata de unas formaciones realmente peculiares y realmente bonitas. A Marta no le han emocionado, quizás por la decepción de los tarsiers, pero debo decir que a mí me han gustado mucho.

Las Colinas de Chocolate son llamadas así porque en la estación seca pierden su vegetación y quedan de color marrón. No se conoce muy bien su origen, independientemente de leyendas como que son lágrimas de algún Dios, parece que se formaron por la acumulación de corales y luego la erosión y las fuertes lluvias tropicales hicieron el resto. 













Todo el recorrido lo hemos hecho por buena carretera que además de bosques y jungla, atraviesa campos de arroz y plataneros, aunque éstos últimos se ven aislados entre el resto de vegetación.

Arrozales, sin terrazas

Lo de hacer estas fotos en blanco y negro ha sido por despite... pero son bonitas!

Como había que divertirse un poquito, hemos decidido hacer algo que no habíamos hecho ninguno de los dos hasta ahora y que nos ha gustado mucho. Tirarnos por una tirolina. En este caso hemos cruzado dos veces (ida y vuelta) el cañón del río Loboc, casi 500 metros cada trayecto, en los que la altura máxima es de 120 metros. Ha sido algo divertido tener casi la sensación de volar puesto que se hace en posición horizontal enfundado en una especie de traje que te sujeta por 6 u 8 puntos, no me acuerdo bien. Como es natural no podíamos llevar el móvil con nosotros, así que no tenemos fotos nuestras en pleno vuelo.

Estobes lo que hemos cruzado  "volando". En la foto se puede ver la posición en la que se hacía

Y al fondo el punto de salida

Por último hemos hecho un pequeño crucero fluvial que no era más que comer en una barcaza de bambú mientras hacías un pequeño recorrido por el río. Las vistas valían la pena. 

El Loboc, al menos los tramos que nosotros hemos visto, es un río tranquilo, del color de todos los ríos del Sureste asiático, entre verde y marrón. Los que me conocen ya saben que soy incapaz de diferenciar esos colores... pero cómo dice mi mejor amiga... no pasa nada!!

Rio Lomboc


De ahí nos hemos vuelto al Resort donde aparte de acompañar a alimentar a monos y peces nos hemos dedicado a vaguear. Yo he probado un poste helado típico de aquí, el Halo Halo, muy bonito, pero de sabores y texturas a las que no estoy acostumbrado, por lo que no creo que lo pidas más pero ya nadie me contará a qué sabe.

Halo halo

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