jueves, 25 de agosto de 2016

25 de Agosto de 2016. Anilao y vuelta a Manila

He dormido muy mucho y bien, así que me he levantado pronto para desayunar. El día ha salido más soleado que nublado, lo que para estas fechas en Filipinas es todo un acontecimiento. Aquí, junto al mar, no hace calor e incluso anoche hasta hacía un poco de fresquito... No demasiado.

Vista desde el balcón de mi habitación 

Lo primero es darme un pequeño paseo por la playa. Tiene algún trozo con arena pero es fundamentalmente de piedras, así que no es especialmente cómodo con el "calzado nacional" de Filipinas... las chanclas, pero allá donde fueres ...
Ellos las utilizan en la playa, en la ciudad, en el campo...

A la izquierda

Y a la derecha...

Me he encontrado con unos pescadores y unos vendedores de conchas que van en barco buscando turistas abandonados. Desembarcan, intentar vender algo, te acompañan insistiendo algunos metros y ante mí negativa, se van a la busca de otro, aunque aquí hay poca gente y la mayoría están buceando a estas horas lejos de aquí.

Locales que viven en el area.. Sòlo hay unas pocas casas

Así ponen los barcos en la arena

No habia mucha gente en la playa pero si alguna casa en rabiosa primera linea que no parece de un residente

Al fondo la isla de Maricaban

Justo enfrente tengo las islas de Maricaban y Sombrero, y tras ellas, a muy pocos kilómetros, se encuentra la isla de Mindoro, una de las más importantes del país. En Mindoro , a una hora en barco, está Puerto Galera, otro de los grandes centros turísticos, pero no es lo que estoy buscando, por lo que seguiré en la Isla de Luzón.


Me dejan una máscara y un tubo de snorkeling e intento ver algo en la playa, porque los santuarios marinos cercanos están a una hora en barco y yo no tengo ganas ni tiempo para eso, además eso es para los que bucean con botellas y todas esas cosas. Tras mi segundo baño en el mar de este año y posiblemente el último, desisto de los artilugios que me han prestado. Esto no está hecho para mí. Definitivamente.

Queria darle la vuelta a esta roca al final de la playa para ver que habia, pero daba un poco de yuyu

Zonas comunes del hotel, que era muy chulo

Y vista desde la playa del pequeño complejo de 12 cabañas

Esta era mi terraza

A las 12,00 debo abandonar el hotel aunque ahora, como es de día, tengo que andar tres minutos cuesta arriba para llegar a un camino donde un triciclo me lleva los 15 kilómetros que hay hasta Mibami, la población más cercana. Desde Mibami debo coger un jeepney que tras el pago de 60 céntimos de euros me deja  20 kilómetros después en Batangas, donde otro jeepney me lleva hasta la estación de autobuses que está al Norte de la ciudad por otros 40 céntimos, a unos 5 kilómetros

Salida del hotel a pie

En la estación tomo ya un autobús como Dios manda que por 3 euros me deja, tras 105 kilometros de autopista de peaje, sin paradas, en Makati, Manila, en la Estación de Buendía, donde finalmente un taxi me lleva a mi hotel. Total 5 transbordos de hotel a hotel.

El Jeepney que me lleva a Batangas

Algo de calor y música a todo trapo...

Después de relajarme un rato, me voy a hacer algunas cosillas.. necesito recargar mi tarjeta SIM que se ha quedado sin saldo.. Así, que me voy para el centro de Makati.

Un chaparrón como Dios manda

Gran atasco.... como siempre... Una hora para 3 kilometros pero sólo 3 euros de taxi incluyendo una generosa propina... Nada más llegar empezó una enorme tormenta... hacia tiempo que no vieía caer tanta agua... también algún trueno.. Ha durado casi una hora, luego ha bajado su intensidad y a las 11,30  cuando volvía para mi hotel seguían cayendo cuatro gotas. Son los Monzones.

Las terrazas vacias... Luego volverían a llenarse

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