jueves, 4 de agosto de 2016

4 de Agosto de 2016. Banaue. Más arroz y comenzamos nuestro largo trayecto hasta la isla de Bohol


Aunque ayer ya vimos y pisamos las terrazas de arroz de Bontoc, las de Banaue son las más famosas de la región de Ifugao y posiblemente del mundo, por la cantidad de ellas y el espectáculo que supone admirarlas. Curiosamente aquí la cosecha, aunque algunos ya la han empezado, parece algo más tardía que la de Bontoc, seguramente por el tipo de tierra y la diferente altitud. Las terrazas de Ifugao son consideradas por muchos como la Octava Maravilla del Mundo, no en vano fueron los chinos hace más de 2.000 años los que trajeron el cereal al archipiélago de Filipinas.

Así que nuestro plan para hoy era sencillo, teníamos que visitar los View Points. Habíamos leído en la guía que estaban a dos kilómetros del pueblo y había varios, así que nos dispusimos a caminar hacia ellos subiendo las empinadas cuestas de la carretera de Bontoc. Lo que no decía la guía es que la más importante de ellas se hallaba a casi 5 kilómetros y eso precisamente es lo que caminamos, más otros tantos de vuelta bajo un sol de justicia que me obligó a utilizar el paraguas como parasol para evitar que mi cuello acabara de quemarse... Seguía rojo como un tomate aunque no molestaba.

Empezamos nuestro inesperado trekking cruzando por el puente colgante

El camino es siempre cuesta arriba...

Hemos ido parando en cada uno de los View Points, ya que cada uno de ellos te da paisajes diferentes y cada uno está a más altura del otro. En uno de ellos Marta se hizo una foto con un simpático anciano que se gana la vida así, muy majo el hombre. Posteriormente en el último y principal balcón de observación volvimos a hacernos fotos con otros simpatiquísimos ancianos que además tocaban un instrumento musical indígena mientras los otros cantaban. Encantadores, es un placer colaborar con ellos aunque sea un poquito... Debo decir que, sobre todo las mujeres, son tan altas de pie como sentadas, o tan bajitas para ser más exactos. Posiblemente una vida entera trabajando los campos de arroz, normalmente en cuclillas habrán terminado deformando sus espaldas. Es obvio que esta gente ha trabajado muy duro toda su vida y aún así mantienen una sonrisa y simpatía que no te deja indiferente.

Ya las primeras vistas son espectaculares

De nuevo resulta muy difícil elegir entre tanta foto y más si dicha selección debes hacerla desde el teléfono móvil eligiendo de la galería de fotos con esos cuadritos tan pequeños...maldita presbicia!!! Espero que la selección "a ojo" de las mismas sean capaces de transmitir la espectacularidad de los arrozales y lo que transmiten cuando los contemplas boquiabierto durante algunos minutos.



Esta es una foto tomada en modo panorámico, no se que tal se verá en el blog


Un hombre entrañable...



El arroz se seca en la carretera aunque para ello se inutilice un carril



Está también esta tomada en mofo panorámico











Simpatiquísimos abuelitos


El viaje de vuelta, otros 5 kilómetros ya pudimos hacerlos a mejor ritmo. El calor y el sol eran los mismos pero que sea cuesta abajo ayuda mucho y si subir nos costó casi dos horas (yendo con calma), bajar nos llevó algo menos de una hora.

Se acerca el final de la larga caminata

De nuevo en el centro de pueblo y tras confirmar en la oficina de Ohayami Trans nuestros billetes para Manila, comimos algo y después, tras una parada técnica en un local de masajes donde Marta y yo intentamos relajar nuestras piernas, volvimos a nuestra Homestay para ducharnos de nuevo, arreglar mochilas y prepararnos para el largo viaje que se nos venía encima.

En la plaza del pueblo donde los jeepneys esperan a llenarse de pasajeros para iniciar su viaje

El primer y más largo de los tramos comenzaba a las 18,30 y nos esperaban 10 horas de autobús (incluyendo dos paradas técnicas por un total de 35 minutos). Durante ese tiempo correríamos los 350 kilómetros que separan Banaue de Manila. La carretera en general está en aceptable estado, pero las obras te acompañan a lo largo de todo el camino con muchos kilómetros con un solo carril operativo y tras bajar las montañas y acercarse la noche, el número de camiones y autobuses se multiplica haciendo, de esa forma, que la conducción sea extremadamente lenta pese a algún que otro adelantamiento temerario. No es fácil dormir pese a que la separación de asientos no es pequeña pero las 3 o 4 ultimas horas caes rendido.

Preparados para las próximas 10 horas

A las 4,30 de la madrugada hemos llegado a Manila y hemos compartido un taxi con una pareja de valencianos que estaban en nuestra misma Homestay con la que hemos tomado un par de cafés antes de separar nuestros caminos y terminales de salida.

Pero esto ya es el día 5 y lo comentaré mañana

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