martes, 23 de agosto de 2016

24 de Agosto de 2016. Volcán Taal y llegada a Anilao

Tras desayunar prontito, he cogido un taxi que me ha llevado hasta la Estación de autobuses de Buendía. De nuevo el tráfico es más que intenso y tardamos una hora en llegar. Allí busco el autobús para Tagaytay, que eso sí, sale a los cinco minutos.

El trayecto es de unos 60 kilómetros, aunque lo que más cuesta es salir de la cuidad. Al salir te encuentras con otras poblaciones más o menos importantes que sin estar congestionadas, si relentizan mucho la marcha, además es un autobús de los que paran allá donde se le pide, tanto para subir como para apearse y quizás por eso vale menos de dos euros y ha tardado algo más de dos horas en llegar.

Ya desde mitad camino se avistaba un paisaje fantástico

Para acceder al volcán, lo primero es coger un triciclo que recorra los aproximadamente 15 kilómetros que separan Tagaytay del pueblo de Talisay en la orilla del lago Taal. La mitad del camino fue con lluvia, bajando un puerto de montaña. Allí debes coger una pangka que en unos veinte minutos te deja en la playa de la isla. Afortunadamente las lluvias suelen durar pocos minutos.

Desde la bangka, se ve uno de los volcanes pequeños, aunque quizás de los más llamativos. Este está dormidito...

Subir al cráter principal puedes hacerlo a pie o en unos pequeños caballos. El tiempo cambiante recomendaba utilizar los equinos ya que era algo más rápido, ya que en cualquier momento podía ponerse a llover.

Entrada al parque desde el embarcadero o mas bien la playa que sirve para dejar a la gente

Los pobres animales tienen que subir algunas cuestas muy duras durante la media hora aproximada de recorrido hasta la cima. Van al paso y esporádicamente al trote aunque siempre de la mano de los guías.

A lomos de mi jamelgo...

El paisaje es precioso en todo el camino. La isla no es pequeña, parece que los volcanes han tenido mucho trabajo en los últimos siglos. Al llegar arriba te encuentras directamente con el cráter principal, que tiene un lago en su interior. Es grande, con unas paredes en algunos casos importantes y puedes andar por la cresta de la cima que no es extremadamente ancha.

El cráter principal


Puedes acceder también al último vestigio de la lava roja, tras pagar un euro extra, cosa que hago obviamente. Es realmente increíble ver cómo va cambiando la naturaleza, en este caso rápidamente, porque está isla se formó no hace demasiados años.

La lava roja más reciente, en el mismo borde del cráter





En uno de los bordes de la cima del cráter hay algunas tiendecitas de souvenirs y bebidas

De nuevo, camino para abajo. Esta vez se nota que los caballos van más cómodos cuando el camino es descendente.

El camino está realmente estropeado por el efecto de las lluvias y el paso de los animales y se han creado unos surcos profundos por los que parece que los caballos prefieren circular.

Los guias van siempre marcando el camino a los caballos. Los tratan bien, aunque los animales trabajan muy duro. A veces los animalitos elegían su propio camino, normalmente dentro de las zanjas

Los paisajes son tremendos a un lado y al otro del camino




Buen chico!!

Eran las tres de la tarde y yo había reservado un hotel en la costa de Anilao, paraíso de buceadores, aunque no sea mi caso. Llegar hasta allí significa hacer al menos tres transbordos y luego buscar el emplazamiento que no tenía que ser nada fácil, así que llegué a un arreglo con el triciclo para que me llevara directamente. Han sido más de 3 horas de incomodo trayecto, aunque realmente único. Intentaré que la vuelta sea por otros medios, si es posible.

Camino de vuelta. Arriba en la montaña está la ciudad de Tagaytay

El trayecto en triciclo fue largo y durillo, sentado apenas a 10 centímetros del suelo... parecía un kart!!!

Mi hotel además, es el que está más al sur de todos y por tanto el más lejano. Anilao es una península montañosa y las cuestas y rampas son importantes, que son muy complicadas para el triciclo.

Al llegar a Anilao está ya oscureciendo y los últimos 20 minutos de trayecto son casi a oscuras. En la carretera me espera personal del hotel que me lleva en una pangka de su propiedad y que se mete literalmente en la arena para que puedas subir a bordo. La pangka tiene más de 10 metros de eslora, por lo que me parece increíble la maniobra que realiza y que repite al llegar al Resort, al que sólo se puede acceder de esta forma o andando 


Pese a llegar tarde, la costa de la península de Anilao parece genial



La bangka, con el motor a tope, se mete literalmente en la arena para que pueda subir a ella

Ha sido un viaje duro aunque ha valido mucho la pena, por lo que tras cenar comida filipina y un par de cervezas me voy rápidamente a dormir. Mañana tengo que explorar la posibilidad de probar el snorkelling,,,

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